viernes, 23 de enero de 2009

DEL 19 AL 21... ¿EL 22 Y 23? ES CUESTIÓN APARTE…

“La música clásica deleita los oídos”…dijo Lorena citando consecuentemente otras oraciones.
La: Determinante. Música: Nombre. Clásica: Adjetivo. Deleita: Verbo. Los: Determinante. Oídos: Nombre…
…Palabra tras palabra, tras palabra, tras palabra, tras palabra…
Cuando las palabras son tus amigas, siempre deseas tenerlas en cuenta. Analizarlas sintácticamente, después de tanto, resulta divertido. Así bien, los días transcurrieron y había un sendero de temas por recorrer y un salón semi-cargado de adolescentes “dieciochoañeros” por adquirir conocimientos, hambrientos de una carga académica aceptable (me incluyo entre ellos, claro).
Los días se vuelven efímeros. Mi compañero, el que viste camiseta blanca, me pregunta sobre la tarea del día anterior y, como siempre, no sé qué responderle. A veces, mi cabeza da un paseo por el campus mientras observo la pizarra. Y un día, llegó Lorena a impartir la clase, por alguna razón, no le gusta que le digan “seño”, “señorita”, “señora”, “profesora” o algún calificativo. En fin, siempre llega temprano y con alguna idea nueva y, por lo general, mientras me encuentro en la cafetería con mis viejas amigas. La convivencia hace que envejezca rápidamente una amistad, digo envejecer en buen sentido. Lorena tomó una libreta que hojeó buscando algunas ideas que había logrado pescar y plasmar. Dinámicas que nos hicieron posar los cerebros sobre el salón, no obstante, fuera de éste. ¿A qué me refiero?... a que explotar la creatividad puede hacernos creer que estamos en cualquier punto sobre la superficie de cualquier universo que seamos capaces de crear. Pero no me extenderé a tanto análisis. Creamos algunos epitafios creativos. ¿Epitafios?... Sí, epitafios que resultan cómicamente “no trillados”. También aprendí que de una palabra en adelante, el resto es historia. Otra vez, ¿A qué me refiero?... pues, a que no se necesita tanto palabrerío para narrar, basta con una cabeza muy simpática, o no, basta con una cabeza que contenga un cerebro.
Aprendí a escribir un párrafo improvisado en dos minutos tomando en cuenta palabras específicas escritas en la pizarra. Y también aprendí que soy malísima para eso. Mientras mis compañeros leían sus historias levemente estrafalarias, yo aun revisaba si tenía lógica tanta letra ilegible en mi cuaderno.
El miércoles, para ser exacta, hicimos dos historias, uno por uno armando el rompecabezas. Hasta haber creado un caballero que rescata a su princesa-príncipe calvo en un castillo gracias a un duende mágico que apareció de la nada, para luego crear un superhéroe mutante (cuzuco y cucaracha) que resultaba, en su descripción, repugnante y salva la tierra de… de… de… no sé de que.
¡Aprender es divertido!... siempre y cuando divertirse signifique aprender. Aprender, aprender, aprender, aprender, hmmm… aprender y… aprender. Es parte de nuestra vida, es más, es nuestra vida misma la que consiste en ello. ¿Por qué no hacerlo de forma divertida y creativa?...
¿El 22 y 23?...Es cuestión aparte…
Ya que el 22 aplicamos lo que aprendimos y el 23 fue como ir al cine pero sin “pop corn” ni soda. De todas formas me atrevo a describirlo así: ¡Divertido!... Sí, ¡Divertido!...
Sé que me veré dentro de cinco años y medio diciendo lo mismo.

PD: Una breve narrativa de una semana (del 19 al 23) como alumna pre-universitaria. O, ¿Por qué no decirlo?... Universitaria. Considerando lo aprendido en la materia de “Técnicas de expresión oral y escrita” bueno, de ello se trata el blog, ¿no?... sea como sea, me divertí escribiendo y recordando.